domingo, 19 de febrero de 2012

A palabras justas, oídos sordos

Sin duda, el conflicto social de Aysén ha acaparado la atención nacional esta semana. El bloqueo de Puerto Chacabuco, principal vía de entrada de insumos para la región, ha propiciado el desabastecimiento de insumos y productos necesarios para la vida cotidiana de los ayseninos. Sin embargo, el ánimo general de la población parece ser de apoyo al movimiento, agrupado bajo la consigna "Tu problema es mi problema".

Más allá de los bloqueos de caminos producidos por los manifestantes y las cifras macro-económicas con las que el Gobierno se defiende, quisiera tratar 3 puntos que (creo) no han recibido la atención que merecen.

1) La despreocupada actitud del Gobierno actual (y de los anteriores) de minimizar los conflictos antes de anticiparlos. Pareciera que cualquier movimiento social disconforme es un verdadero grupo de lunáticos, que no prestan atención a que alguna organización internacional nos sitúa dentro de los mejores 50 países del mundo, o desconocen que según el INE estamos un 0,056% mejor que hace 1 año. En resumen, no se ataca el problema, sino a los que señalan la existencia de dicho problema.

2) El asombro que produce la organización social regional en pos del desarrollo. Cuando el ministro Longueira sugirió que el movimiento social aysenino está siendo dirigido desde Santiago, sacó a relucir ese antiguo pensamiento nacional que está basado en la falta de ambición de las Regiones. Podríamos resumirlo en una frase como "Esa gente ha vivido así toda su vida, ¿para qué quiere un cambio?". La idea es que las Regiones "son como son", y si se quiere algo mejor es necesario dejarlo todo e ir a otra parte. Adivine dónde...

3) El deficiente trato que la clase política le da a las Regiones extremas. Ya que el sistema unitario no permite darle mayores beneficios a determinadas zonas, ¿en qué quedan las promesas de los candidatos en época electoral? En vista que ahora se dice en Aysén que es complicado modificar el sistema, casi imposible, que todo Chile es igual y etc., etc., ¿deberían ser juzgados por injurias y calumnias aquellos diputados o senadores que, en época de elecciones, digan "voy a luchar para que parte de las ganancias del cobre se queden en Calama" o "mayor autonomía para Rapa Nui"? Aquí es cuando surge la pregunta que cualquier elector de Regiones puede hacerse el día de hoy: ¿Cuál es mi motivación para votar por el candidato A o B, si no será capaz de resolver los problemas de mi región?

Quizás el movimiento social aysenino no logre ningún beneficio. Tal vez el Gobierno aplaque el desorden y despeje los caminos. Incluso, todo lo que pasó esta semana en Aysén puede quedar en el recuerdo. Lo que realmente debemos sacar como conclusión es que, conflicto tras conflicto, la gente se muestra impaciente por que la escuchen y ya está hastiada del típico discurso oficialista de los gobernantes de turno. A este Gobierno (y al próximo) ya no le basta con hablar, debe empezar a actuar en concordancia a la nueva mentalidad chilena.

lunes, 13 de febrero de 2012

El Dato Semanal: El lado oscuro (e interesante) de New York.

Esta vez, les recomiendo un especial sobre Nueva York que alguna vez transmitieron por VH1. La gracia de este programa es que trata sobre una ciudad diametralmente distinta a la que se puede ver en la actualidad; "la capital del mundo" sometida al crimen y la delincuencia, con servicios públicos colapsados y una degradación total de la vida cotidiana.

Sin embargo, este ambiente tan sórdido sirvió para el crecimiento de 3 corrientes musicales bastante distintas entre si: la música disco, el hip-hop y el punk. A través del reportaje, los propios protagonistas relatan el nacimiento de verdaderos estilos de vida, que marcaron a más de una generación. Entremedio, se enlazan historias de política (la reñida elección municipal de 1977), crisis social (apagón eléctrico total de New York) y asesinatos (aparición del asesino en serie conocido como "el Hijo de Sam").

Si tienen tiempo, traten de ver estas y otras historias, contenidas en este especial de VH1 llamado "NY 77: The Coolest Year In hell".


sábado, 11 de febrero de 2012

Sismo eterno

La noche del Viernes 10 de Febrero parecía tranquila, hasta que a las 23:58 hrs. se nos volvió a mover el piso en la Región del Biobío. Dicen que el temblor fue entre 5.6 y 5.9, con epicentro al norte de Lebu, pero a estas alturas los datos se procesan y se olvidan fácilmente. Los temblores ya son parte de la vida habitual de los "biobenses" (a todo esto, se busca gentilicio oficial para los habitantes del Biobío).

¿Se acuerdan cómo eran las cosas en la época pre-Terremoto? Sin ir más lejos, recuerdo que ante cualquier "movimiento telúrico", mi mamá hacía 3 cosas fundamentales:
  1. Corría a ubicarse debajo del marco de una puerta.
  2. Miraba fijamente cómo se balanceaba la lámpara colgante del comedor, esperando que se normalizara lo más pronto posible.
  3. Sintonizaba la Radio Bio-Bio para ver qué tan fuerte había sido el remezón.
Gracias a Dios, mi mamá ya no estaba entre nosotros cuando pasó lo del 27 de Febrero de 2010 (no digo "27/F" porque lo encuentro tan siútico... Nadie dice "estoy de cumpleaños el 15/M"!). Además de su pánico a los temblores, se habría encontrado con la sorpresa que la magnitud del movimiento dificultaba o derechamente impedía su "ritual sísmico".

¿Por qué terminé hablando de mi Vieja? Tranquil@, lector/a! De a poco vamos al grano... La reacción de mi mamá representa más o menos lo que pensábamos desde 2009 hacia atrás: Catástrofes como terremotos y tsunamis estaban reservadas para países como Indonesia o Japón, y si pasó algo parecido a ello en Chile quedó guardado en los libros de Historia y en la memoria de los abuelos. "Esas cosas no pasan por acá..."

Pues bien, resulta que esas cosas terribles que uno veía sólo en CNN o en películas de acción eventualmente sucedieron. Y si el común de los mortales no estábamos preparados para enfrentar un terremoto 8.8 grados Richter, menos lo estaban nuestras brillantes autoridades, que se miraron unas a otras como diciendo "¿Y qué c... hacemos ahora?".

Acá es cuando me acuerdo del Tsunami falso de 2005, ese chiste masivo del que ahora todos se desdicen (haga el ejercicio, pregúntele a un penquista si arrancó esa noche. Seguramente le dirá que NO), pero que a varios nos enseñó que las autoridades de gobierno saben tanto o menos que nosotros. En esa oportunidad, la confusión y la ignorancia eran tales que pasaron muchas horas antes de escuchar a los alcaldes llamando a volver a las casas. Es por ello que, ante la inoperancia de los organismos de emergencia, la gente tuvo que aprender a la fuerza a diferenciar entre sismos leves, temblores de importancia y terremotos por la simple sensación de intensidad. Ni el mismo Sr. Mercalli habría soñado un uso tan eficiente de su escala.

Cuando en esta parte del mundo estamos ad portas de cumplir 2 años del 5to. terremoto más importante de la historia moderna de la humanidad, aún hay gente que se preocupa de tener la despensa bien abastecida o de tener a mano pilas y velas pensando en un eventual cataclismo. Y considerando que las intermitentes réplicas siguen apareciendo, esas personas tienen razón. Más sabiduría, más temor... Nuestra vida cambió.

lunes, 6 de febrero de 2012

El Dato Semanal: Viaje al centro del Biobío.

Inauguro esta sección recomendando el reportaje de Víctor Bascur Anselmi titulado "Tren Corto Laja: la máquina del tiempo". (Diario El Sur de Concepción, 5/2/2012)

Viajé en el "Corto Laja" hace poco y puedo confirmar es un trayecto bastante entretenido, que bordea el Río Biobío y recorre lugares apartados de los grandes centros urbanos, constituyendo un tipo de turismo poco explorado en nuestra zona.

Y dicen que Concepción es aburrido...

jueves, 2 de febrero de 2012

Todo lo que siempre quiso saber sobre el regionalismo...

¿Qué significa ser regionalista? Reconozco que es un poco contradictoria la pregunta, considerando que en mi perfil de Twitter me defino como "regionalista", pero nunca está de más discutir el tema.

La idea más popular y extendida en el tiempo es que el "regionalista" es aquel que achaca todos sus males al monopolio santiaguino, ese malvado monstruo que acapara la mayoría de los recursos del país, los que usa para atraer a nuestros mejores elementos y así tener la chance de crecer aún más, aprovechándose del fruto de su trabajo. Si bien esta "antigua leyenda" tiene algo de razón, es justo reconocer que no toda la culpa reside en Santiago. Algo de culpa tenemos nosotros.

¿Podría usted nombrar 2 Presidentes de la República que hayan nacido en Concepción? "¿Y eso qué tiene que ver con ser regionalista?" se preguntará usted. Mejor hagamos otro ejercicio, piense en algún miembro de su familia digno de destacar. Seguramente pensará en aquel familiar que fue la 1ª generación de su familia en llegar a la Universidad, en ese hermano/a que actualmente tiene un cargo importante en una empresa multinacional o en su tatarabuelo que pertenecía a un importante linaje europeo. Usted recuerda eso y se siente un poco orgulloso, ¿no? Y con justa razón! Entonces, ahora entenderá por qué es importante conocer nuestra historia, para así generar una identidad propia. Somos lo que somos gracias al legado de aquéllos que nos precedieron.

No es posible que nos quejemos por la falta de atención de otros, cuando nosotros mismos no nos queremos y hasta despreciamos nuestro propio pasado. De un tiempo a esta parte, las autoridades regionales (de todos los sectores políticos) nos tienen convencidos que no pueden cambiar las cosas, están "de manos atadas" ante las carencias de las regiones. Si no pueden mejorar nuestra situación, ¿cómo quieren que los elijamos?, ¿cuál es la diferencia entre el candidato A y el candidato B, si llegado el momento ninguno de los 2 podrá mover un dedo por la Región que representa? Todos esos cambios que esperamos deben provenir principalmente de nosotros mismos, de nuestra manera de ver el mundo, de la forma en la que criamos a nuestros hijos, del triunfo sobre nuestro vetusto complejo de inferioridad.

Es hora de enseñar "Historia Regional" en las escuelas; no puede ser que en pleno Siglo XXI no se asuman las diferencias culturales que existen desde Arica a Puerto Williams. Es tiempo de legislar para dar mayores atribuciones a los gobiernos regionales; que los consejeros regionales sean verdaderos "diputados regionales", que el Intendente le responda a su gente y no a La Moneda. Y, en un tópico más local, es una vergüenza que el parque que une la Intendencia con la Costanera se llame ¡¡¡"Parque Central"!!! Ahí se nota que faltó la asignatura que propongo...

Resumiendo, el centralismo es un problema que aqueja a la mayoría de los chilenos, se habla mucho de ello, se le usa como "caballo de batalla" en las elecciones, incluso surge en las conversaciones más cotidianas, pero no podrá remediarse si no ponemos algo de nuestra parte. Ser regionalista involucra educación, amor propio y, por sobre todas las cosas, la voluntad de resolver nuestros propios problemas. Santiago es un papá que no va a venir a salvarnos del bullying centralista, porque él mismo es el matón.